miércoles, 4 de marzo de 2015

La Batalla de Trafalgar en 1805

En 1805 Francia es la potencia militar europea que domina la situación por tierra. Para esa fecha solo tiene un obstáculo que le permita convertirse en la potencia europea por antonomasia: la flota naval británica.
Nelson. Wikipedia.org
La flota británica estaba comandada en aquellos momentos por generales de gran valía, destacando entre ellos el almirante Nelson. Estos almirantes comenzaban su formación desde los 12 años y trabajaban y navegaban mucho hasta poder conseguir un puesto de importancia como el de vicealmirante o almirante. En este caso Horatio Nelson era uno de los mejores.
Los franceses, por su parte, contaban con una flota nueva, en la que habían invertido dinero, pero sus comandantes navales no tenían la formación británica. Por su parte, los aliados de Francia, España, arrastraba una flota vieja y decadente, tal y como se había demostrado en la Batalla de Finisterre, que tuvo lugar en julio de 1805. 
En la batalla de Finisterre la coalición franco-española se dirigía a Inglaterra para invadir la isla, pero fueron interceptados por la Armada Real Inglesa e impidieron la entrada de los franco-españoles en el Canal de la Mancha. Esta derrota dejó tocada a la armada del bando combinado, dirigida por Villaneuve, quien llevó las fuerzas que le sobraban a Cádiz. 
En octubre Villaneuve, que no tenía ganas de salir a la mar, recibió órdenes de Napoleón de ir hacia el mar Mediterráneo e interceptar navíos británicos y hundirlos. Si se negaba, lo depondrían de su puesto. Era una locura. Desde hacía días se comentaba por toda Cádiz que la Armada británica merodeaba la zona.
A las 11 de la mañana del 21 de octubre de 1805, Villaneuve salió de Cádiz con 33 navíos. De repente, a la altura del cabo Trafalgar, aparecieron 27 navíos dirigidos por Nelson, organizados en dos columnas. A las 12 de la mañana, los navíos de la coalición abrieron fuego sobre los británicos pero éstos tenían una estrategia y pronto la línea franco-española se vio rota por los ingleses. 

Imagen de Wikipedia.org

Uno a uno, todos los navíos de la coalición franco-española fueron cayendo. Entre las 2 y las cinco y media de la tarde 21 barcos habían caído o se habían rendido. Entre los barcos hundidos se encontraba la gran joya española del siglo XVIII: el Santísima Trinidad. También se destruyeron barcos como el San Idelfonso o el Príncipe de Asturias.
Al final del día habían muerto o resultado heridos alrededor de 8000 hombres de la flota franco-española, y alrededor de 7000 fueron capturados. Sin embargo, solo alrededor de 2000 británicos resultaron muertos o heridos, pero entre ellos estaba el almirante Horacio, que murió en esta batalla. 


Vídeo de UCA (Universidad de Cádiz) en Youtube

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