La casa romana

En la sociedad romana podemos distinguir dos tipos de viviendas: las domus y las insulas.

LAS DOMUS

La domus es una casa de una sola planta, muy amplia en la que vivían los patricios o familias acomodadas. A grandes rasgos podemos decir que la domus era una vivienda unifamiliar, organizada en torno a un atrio y que tenía pocos muebles, aunque sí tenía diversos ornamentos como frescos y mosaicos.

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La casa romana, como se puede apreciar, está dividida como en dos partes: una zona doméstica y la otra más social, en la que se hacían fiestas y reuniones. 

La sala del comedor es conocida como triclinium. Se llamaba así porque en esta sala se disponían tres camas alrededor de las mesas y se celebraban los banquetes, tal y como se muestra en las siguientes imágenes:

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Estas salas, dedicadas a recibir visitas solían estar muy decoradas con frescos y mosaicos. 

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Los dormitorios o cubícolas eran muy sencillos, apenas contaban con una cama, un candelabro y un baúl. 

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Sin embargo, lo más interesante de estas casas eran las comodidades que podían llegar a tener. Muchas de ellas tenían el hipocausto. El hipocausto es un sistema subterráneo de calefacción que calentaba la casa de los ricos.

Otro servicio que podían tener estas casas patricias eran letrinas, mientras que los plebeyos debían de acudir a las públicas. Las letrinas no son más que unos bancos de piedra, con un agujero por donde caen las aguas mayores y menores a una fosa. Tal y como podéis observar, este acto tan íntimo (hoy día), con anterioridad se hacía en grupo, y podía tocar aliviar tu cuerpo con cualquiera a tu lado.

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Por último, muchas de estas domus contaban con un peristilo; es decir, con un patio porticado en el que solía haber muchas plantas e incluso estatuas. En este patio había una pequeña edificación conocida como larario, que era un altar en el que se rendía culto a los dioses protectores de la casa.

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LAS INSULAS

La insula era un edificio urbano muy característico, preculsor de nuestras actuales edificaciones. En estos edificios solían vivir plebeyos que no podían pagar o mantener una domus y habitaban habitaciones más o menos grandes. Las insulas podían llegar a tener hasta cuatro pisos de altura. Estos edificios estaban construidos con materiales de baja calidad y las casas solían ser muy oscuras y poco ventiladas. La parte de abajo del edificio solía dedicarse a bajos comerciales, denominados tabernae. En estos bajos comerciales podían situarse desde tiendas, talleres artesanos, hasta tabernas o restaurantes. Las habitaciones con los alquileres se situaban en el último piso. 

A causa de la mala calidad de los materiales, no fue extraño que se provocaran derrumbamientos y frecuentes incendios en estas insulas.

Imagen de http://www.ediciona.com/ Autor: Carles Salom

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