En julio de 1994 un grupo de arqueólogos estaba trabajando en la Sierra de Atapuerca cuando hallaron una serie de fragmentos de huesos de un cráneo. Estos fragmentos resultaron pertenecer a una especie de extinta del género Homo que vivió en Europa (más concretamente en la Península Ibérica) desde hace unos 1,2 millones de años hasta hace 300.000 años.
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