sábado, 3 de febrero de 2018

LOS VIEJOS IMPERIOS AUTORITARIOS: AUSTRIA-HUNGRÍA, RUSIA Y LOS OTOMANOS

Mientras que en Europa comenzaban a proliferar de nuevo los sistemas liberales, se instalaban parlamentos y se extendía la democracia, en el este europeo se mantenían en pie viejos imperios autoritarios que comienzan a tambalearse a finales del siglo XIX.

      • EL IMPERIO AUSTRO-HÚNGARO

El Imperio austríaco era un gran ente territorial y político dirigido firmemente por una monarquía autoritaria con base en Viena. El emperador Francisco II y Metternich (su primer ministro) dirigieron con mucha dureza la última etapa de este imperio, que mantenía dentro de sus fronteras a una gran diversidad étnica como austríacos, húngaros, eslavos, italianos, alemanes, serbios, etc. Estos pueblos comenzarán, debido a la influencia del nacionalismo y del liberalismo, a protagonizar diversos movimientos de carácter independentista, lo que les enfrentará continuamente con el férreo poder establecido en Viena.
Distribución espacial del Imperio austríaco - Imagen de super.abril.com
En 1848 una revuelta de carácter nacionalista en Hungría obligó a Metternich a dimitir y el emperador Francisco II abdicó en beneficio de su sobrino Francisco José I (el que se casó con Sissi). 
Francisco José I no tuvo un reinado tranquilo, tal y como su tío había esperado, y tuvo que hacer frente a numerosas revoluciones como la de 1848 que levantó a los húngaros que exigían su independencia como una nación independiente de los austríacos. En esta ocasión pudo frenarlos gracias al poderoso ejército del Zar Nicolás (por la Santa Alianza), pero en 1866 se vio obligado a conceder a Hungría una Constitución. Surgía así el Imperio austro-húngaro en 1867. Desde ese momento se reconocía al Reino de Hungría como una unidad independiente con sus propias instituciones dentro del Imperio y solo de la coordinación de estos dos estados y de la política común se encargaba el Gobierno imperial. Este sistema se mantendrá hasta 1918, pero en ningún momento dejó de dar problemas porque tuvieron que enfrentarse con levantamientos de carácter nacionalista-separatista como el atentado de Sarajevo que dio lugar al inicio de la I Guerra Mundial.

Imagen de vidaenrevolucion.blogspot.com
En la actualidad, en el territorio físico en donde se ubicó el Imperio austro-húngaro se reparte entre ocho Estados europeos (Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina) y diversas regiones pertenecientes a Serbia, Montenegro, Rumanía o Italia.

      • EL IMPERIO RUSO
En el siglo XIX el Imperio ruso era el más grande de toda Europa, dirigido por la dinastía Romanov, que basaba su poder en un sistema casi feudal y anclado en las estructuras del Antiguo Régimen. Al igual que su vecino austro-húngaro, los rusos concentraban una gran diversidad étnica dentro de sus fronteras.

Imagen de https://elimperiodedes.wordpress.com
Cuando el Zar Alejandro I murió en 1825, muchos de sus oficiales del ejército, que habían luchado contra Napoleón, le propusieron al nuevo Zar, Nicolás I, que tomara medidas liberales. Sin embargo, él se negó y decidió enviar a la Guardia a matar a toda la multitud congregada que exigía medidas liberales. Desde ese momento se impuso un sistema de férreo control para evitar la organización de grupos subversivos.
Tras su muerte, lo sucedió su hijo Alejandro II quien abolió la servidumbre en 1861 y repartió la tierra en pequeños lotes entre los campesinos (aunque el precio era elevado y muchos se vieron sin opción de poder comprar y obtener un sustento). A pesar de todas sus medidas aperturistas, en Rusia ya había crecido una fuerte corriente intelectual que exigía el fin de la autocracia zarista y la instauración de un régimen parlamentario. Estos grupos se organizaron, y en ocasiones recurrieron al terrorismo. En una de esas ocasiones, acabaron con la vida del propia zar.
Alejandro III estaba convencido de que todas las políticas reformistas de su padre habían sido un error, así que eliminó cualquier reforma y reactivó la policía secreta. Mandó a Siberia a muchos hombres y ejecutó a todo aquel sospechoso de querer hacer una revolución.
A su muerte, subió al trono Nicolás II, el último de los Romanov. Nicolás II era un hombre educado en Europa, refinado pero que no tenía ni idea de cómo gobernar un Imperio como el que le había tocado. Observa el siguiente esquema y más adelante veremos cómo acabó su reinado.

Imagen de biombohistorico.blogspot.com.
      • EL IMPERIO OTOMANO
Por último, nos encontramos con el Impero otomano o Imperio turco. Este imperio se formó durante la Edad Media y ya lo hemos estudiado porque fue el Imperio que terminó con el Imperio Bizantino cuando tomó la ciudad de Constantinopla en el 1453. Esta es la fecha que marca el inicio de la Edad Moderna. 
Han pasado cuatrocientos años y este Imperio se mantiene extendiendo su influencia en gran parte del arco mediterráneo oriental, tal y como se observa en el siguiente mapa:

Imagen de Wikipedia.org
Sin embargo, para el siglo XIX el imperio se encuentra débil; de hecho, es conocido como el gran enfermo. Dentro de sus fronteras comienza a darse una serie de levantamientos de carácter nacionalista y liberales. Y fuera de sus fronteras comienza la invasión de Egipto y Siria por parte de Napoleón. 
Para colmo, en la zona de los Balcanes (sus extensiones llegaban hasta el sur del Danubio) hacía frontera con los otros dos grandes imperios autocráticos europeos: el Imperio ruso y el austro-húngaro. Ambos imperios tenían la vista puesta en una posible expansión sobre ese territorio, lo cual era cuestión de tiempo. Por ese motivo, Inglaterra intentará contener al Imperio otomano en la zona como freno a las políticas expansionistas de estos dos imperios.
Finalmente será la propia Inglaterra quien fomente el proceso de independencia de Grecia, un Estado europeo en manos de los turcos otomanos desde el siglo XV. Grecia se rebeló en 1820 y tras una ardua lucha, ganó su independencia en 1829. 
Después de la salida de Grecia, la zona de los Balcanes se convirtió en un nuevo objeto de deseo para austríacos y rusos, lo cual desembocará en una serie de conflictos internacionales que acabaron en el estallido de la Primera Guerra Mundial.

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